Cada año la Vía 40 se llena de tradición y fantasía. A lo lejos un grupo de hombres y mujeres vienen bailando con trajes dorados, cara pintada de blanco, en las mejillas círculos rojos y gafas oscuras.  

Es el Congo Grande Barranquilla, una de las danzas más antiguas y representativas del Carnaval de Barranquilla, que en 2026 brillará con más fuerza, la razón: Adolfo Maury Cabrera, su director 

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 Este guardián de la tradición de 55 años de edad se suma a la lista de los veteranos que ostentan uno de los títulos más emblemáticos de la fiesta barranquillera, convirtiéndose en el Momo número 31.  

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Líder innato, dinámico, hincha del Junior de Barranquilla, amante a la buena gastronomía y defensor de los hacedores de la fiesta, Maury Cabrera promete dejar una huella en los carnavaleros exaltando todas las manifestaciones folclóricas. 

“Hoy quiero darle las gracias a Dios por esto que me está cumpliendo. Para el próximo año tenemos muchos objetivos dentro de esta manifestación llamada Congo Grande Barranquilla que celebramos sus 150 años. Un Carnaval que celebrará el patrimonio de lo que somos”, destacó.  

El Congo Grande de Barranquilla para Adolfo Maury se ha convertido en su razón de ser, pues desde que está al frente como director ha tratado de salvaguardar el legado de esta danza que permitió la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. 

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“El Congo Grande es mi vida, mi pasión, mi nacer, mi respirar y representará también mi morir, porque esto es algo muy importante, un estilo de vida el cual quiero transmitir a todos los barranquilleros, que lo disfruten, lo gocen, en sana convivencia. Vamos a demostrar que en medio de tanta problemática que hay actualmente, Barranquilla es un pueblo que sabe gozarse y divertirse sanamente”. 

Para Adolfo, el Congo ha estado presente también en su historia familiar, tanto sus hijos, como nietos hacen parte activa de esta danza y disfrutan de cada espacio folclórico y cultural alrededor de esta danza. 

“Esto no solo es un sentimiento, una danza que recorre mis venas, a quien le entrego todo mi tiempo. Esto es un amor por lo cual lo entrego todo”.  

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Un reinado dedicado a su hijo Kevin Maury 

La vida de Adolfo no ha sido ‘color de rosa’, detrás de este carnavalero se esconde una historia dura y por eso le dedicó el título de Momo a su hijo Kevin Felipe Maury González, quien desapareció el 8 de marzo del 2019 y hasta a la fecha no han tenido respuesta de su paradero. 

“Esta designación se lo dedico a mi hijo Kevin, que muchas veces me animó cuando ya no tenía fuerzas, él siempre estuvo ahí dándome una voz, una fuerza y hoy lo siento conmigo. Anhelo su regreso y su presencia. Esto es por él”.